Por siglos, el Reishi ha sido conocido como una hierba cardiotónica. Fué rutinariamente prescrita para aquellos con síntomas de “pecho apretado y anudado”, refiriéndose a enfermedad de arteria coronaria relacionada con angina de pecho. Investigadores en China encontraron que el Reishi mejora el flujo sanguíneo y baja el consumo de oxígeno del músculo cardíaco . Resultados similares fueron también encontrados por científicos japoneses.
Ellos encontraron que el Reishi contiene ácido ganodérico, el cual baja la presión sanguínea, baja el colesterol e inhibe la agregación plaquetaria, la cual puede conducir a ataque cardíaco y otros problemas circulatorios. En un ensayo clínico de seis meses desarrollado en un hospital universitario de Tokio, cerca de la mitad (47,5%) de 53 pacientes de hipertensión bajaron su presión sanguínea por 10-19 mmHg, y 10% de los pacientes bajaron su presión en 20-29 mmHg (lecturas sistólica y diastólica) después de tomar extracto de Reishi. Resultados similares fueron observados en un ensayo clínico realizado en China sin ningún efecto colateral.
Otro estudio prolongado de Reishi en China encontró que los niveles de lipoproteina de baja densidad (el colesterol dañino) bajaron en 68% de 90 pacientes que usaron Reishi por cuatro meses.
Recientemente científicos rusos han tomado interés en el Reishi. Ellos encontraron que adicionalmente a los beneficios cardiovasculares mencionados antes, el Reishi mostró una acción preventiva y terapéutica significativa contra la construcción de “placa” (la “placa” es una especie de goma grasienta formada por la combinación de colesterol oxidado, calcio y glóbulos blancos degenerados; es depositada en las paredes de las arterias y estringe el flujo sanguíneo por estrechamiento del paso en las arterias resultando en arteriosclerosis).